La consciencia plena es la última moda en la comunidad de la salud y el bienestar físico, con la premisa básica de que somos conscientes de dónde estamos, lo que hacemos y las razones por las que lo hacemos. Sin embargo, es más que una idea, ya que puede ser increíblemente beneficiosa.

Hay tantas cosas en nuestra vida diaria que nos pueden hacer sentir cansados y estresados, desde el trabajo hasta el drama familiar. La consciencia plena puede ayudarte a lidiar con este estrés, gestionar todo lo que necesitas hacer y mejorar la confianza.

Reducir los niveles de estrés tiene un efecto en tu mente y cuerpo, ayudándote a reducir la presión arterial y permitiéndote tener un sueño de mejor calidad. También descubrirás que tienes más facilidad de manejar situaciones estresantes, mantener la calma y ser más paciente.

Practicar la consciencia plena todos los días es razonablemente fácil y podría ayudarte a manejar mejor las situaciones estresantes, dejándote preparado para cualquier cosa. A continuación te presentamos algunas formas sencillas de adoptar el poder de la consciencia plena:

Respira

Al igual que con la meditación, la respiración es una parte importante de la consciencia plena. Todo lo que tienes que hacer es sentarte quieto y concentrarte en respirar profundamente. Mantén tu mente en tu respiración para que no divague. Si empiezas a pensar en otras cosas, vuelve a prestar atención a tu respiración.

Puede resultarte más fácil si cierras los ojos y te alejas de los demás cuando te concentras en tu respiración, ya que esto reduce significativamente los distractores. Piensa cuánto tiempo estás respirando, dónde estás reteniendo la respiración y los efectos a medida que la liberas.

Si empiezas a sentirte estresado a lo largo del día, date unos minutos para hacerlo, ya que puede ayudarte a estar mucho más tranquilo, permitiéndote manejar mejor la situación.

Solo quédate quieto

Ponte cómodo ya sea sentado o acostado y pasa de cinco a diez minutos sin hacer nada. Esto significa que no puedes revisar el teléfono, ver la televisión y definitivamente tampoco trabajar. Esto puede ser más difícil de lo que crees, así que asegúrate de que haya la menor cantidad posible de distracciones a tu alrededor.

Si disfrutas tomar una ducha, tal vez quieras practicar no hacer nada mientras te sumerges en la tina, ya que el agua tibia ayudará aún más a tu mente y cuerpo a relajarse. La luz de las velas también puede ayudar, ya que tiene un efecto relajante en nosotros.

Trata las cosas de forma individual

Tratar de completar un montón de tareas a la vez puede hacer que te sientas estresado, cansado y fuera de lugar. Por eso es importante que estés plenamente consciente de todo lo que tienes que hacer, asignes a cada tarea el tiempo suficiente y no hagas más de una actividad a la vez. Te sorprenderás de lo mucho que esto facilita las cosas y de lo tranquilo que te sentirás.

Otorgar a las tareas individuales toda tu atención garantiza que las hagas por completo y con gran calidad, en lugar de dejar que las cosas se te escapen. Te puede resultar más fácil hacer una lista y tachar las cosas a medida que avanzas, lo que también te permite llevar un registro de tus logros.

Pon atención a la comida

A muchos de nosotros nos cuesta encontrar tiempo para comer y terminamos devorando un almuerzo rápido en nuestros escritorios. Esto no solo significa que somos más propensos a comer alimentos que no son buenos para nuestra salud, sino que además no disfrutamos la comida.

En cambio, come despacio y concéntrate en disfrutar de tu comida. Piensa en lo que te gusta de ella mientras masticas cada bocado y no te apresures. Esto te hará apreciar tu comida, sentirte más satisfecho y asegurarte de que tu hora de comer sea realmente beneficiosa.